Una de las gracietas que más me gusta utilizar es la de “NBA: Nepotism Basketball League”. En el ya difunto Patreon le dediqué un amplio artículo a los numerosos casos de “apellidos repetidos” o compañeros de habitación de la universidad que hay en nuestra querida liga, pero lamentablemente no está entre los que pude recuperar. Simplemente diré que si lo pudiera actualizar ahora, habría dos muy buenas inclusiones a la lista: los Michigan State Phoenix Suns y los Utah Jazz.
Y hoy me apetece hablar de los Jazz, una de esas raras ocasiones en los últimos años en las que alguien pronuncia o escribe esas palabras. Y me apetece porque en Salt Lake City han iniciado una nueva etapa en su reconstrucción, marcada por decisiones agresivas y un cambio de filosofía bajo el nuevo liderazgo de Austin Ainge, quien fue nombrado presidente de operaciones hace unas semanas en la misma franquicia en la que Danny Ainge es el CEO.
En su rueda de prensa de presentación, Ainge pequeño aseguró que se acabó eso de regular los minutos de los veteranos para evitar ganar más partidos de la cuenta. Y lo decía con todas las de la ley: en cuanto ha podido, se ha ido deshaciendo de todos.
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