El NIL transforma la relación entre NBA y NCAA: así se involucran las estrellas en el "fichaje" de jóvenes
El dinero que los jugadores de la NBA donan a sus universidades puede convertirse en una parte vital del mercado que se ha creado en la NCAA con el NIL.
Ahora que sí que estamos en pleno March Madness, hoy me apetecía hablar sobre cómo está evolucionando la relación entre la NBA y la NCAA, más allá de que la segunda sea la cantera principal de la segunda, y cómo el dinero de los derechos NIL (Name, Image, Likeness) está transformando esa relación, hasta el punto de que algunos jugadores de la NBA se están convirtiendo en inversores/agentes de sus universidades.
Antes de nada, ya sabéis que si queréis una buena cobertura de la NCAA y el March Madness la tenéis con
.En abril del año pasado, Jayden Quaintance, un ala-pívot de cinco estrellas según las páginas de reclutamiento, retiró su compromiso con la Universidad de Kentucky después de que un magnate de la industria avícola de Arkansas atrajera al legendario entrenador de los Wildcats, John Calipari, a Fayetteville para entrenar a Arkansas. Quaintance, un chaval de 17 años, es considerado una futura estrella en la era del one-and-done (un año en la universidad antes de entrar al Draft), tenía la ventaja para la universidad que se lo llevara de que, debido a su reclasificación y a su edad, deberá pasar un mínimo de dos años en la NCAA antes de presentarse al Draft.
Programas de élite como Ohio State, Florida, Missouri, Louisville y Memphis compitieron por sus servicios. Sin embargo, Quaintance sorprendió al comprometerse con Arizona State, un equipo que venía de una temporada de 14-18 y que solo había llegado al NCAA Tournament cinco veces en los últimos 20 años, sin superar nunca la segunda ronda. Allí ha estado jugando esta temporada. La razón detrás de esta decisión fue una donación de seis cifras de James Harden al colectivo “Sun Angel” de su alma mater, según informó Front Office Sports.
Es decir, por el dinero del NIL y gracias a la donación de Harden, una universidad que no es de primera línea pudo llevarse a un jugador que era muy cotizado. Algunos ya han tomado nota y han empezado a influir de la misma manera.
Y así es como puede haberse abierto una nueva vía en ese “mercado de fichajes” de la NCAA.
Harden, quien no pudo beneficiarse en su momento del NIL aunque siempre ha habido sospechas de que, de alguna u otra manera, algo de dinero les llegaba, ahora está ayudando a su universidad a competir por talento de élite. Su donación permitió a Arizona State reclutar una clase de novatos que supuestamente se encontraba entre las 10 mejores del país. Aunque los atletas profesionales han apoyado con dinero y donaciones a sus universidades durante años, el NIL permite eliminar casi por completo los intermediarios.
Sin embargo, muchos jugadores de la NBA de momento prefieren donar equipamiento o financiar instalaciones en lugar de contribuir a fondos NIL, como veremos que es el caso de Richard Jefferson.
¿Cambiará eso ahora que Stephen Curry también se ha metido en el juego?
Los Davidson Wildcats anunciaron hace unas semanas que Curry ha aceptado el puesto de asistente del GM de los programas de baloncesto masculino y femenino de la universidad, convirtiéndose en el primer jugador activo de la NBA en ocupar un puesto en la front office de un equipo de la NCAA.
En su nuevo rol, supuestamente Curry trabajará junto al GM de Davidson, Austin Buntz, “guiando a los estudiantes-atletas basándose en sus experiencias en el baloncesto universitario y profesional”. Este movimiento también incluye un compromiso financiero significativo: Curry, su esposa Ayesha y los simpatizantes de Davidson Don, Matt y Erica Berman han contribuido económicamente con un fondo de ocho cifras para apoyar tanto el programa masculino como el femenino de baloncesto de la universidad.
Ahí está lo importante del caso de Curry: va a poner dinero, un fondo de ocho cifras (para los que somos de letras: de 10.000.000 dólares hacia arriba) y también su cara, llamando o visitando a jugadores a los que su universidad intente fichar.
A pesar de la importancia que está cobrando el NIL para llevarse a los mejores proyectos, muchos jugadores de la NBA son reacios a invertir en él. Algunos, como Richard Jefferson, prefieren financiar instalaciones deportivas en lugar de donar a fondos NIL, ya que consideran que estos últimos son impredecibles y poco regulados. Jefferson donó 3.5 millones de dólares a la Universidad de Arizona en el verano de 2007, la suma de dinero más grande donada a una universidad hasta esa fecha. Con ese dinero se construyó un nuevo gimnasio para los equipos de baloncesto y voleibol.
Pero ahora no tiene ningún interés en donar para los fondos dedicados al NIL.
“¿Para qué vas a invertir tu dinero en algo que no está regulado”, le dijo Jefferson recientemente a FOS. “Pones tu dinero en un fondo para que le den un millón de dólares a un chaval, y al año siguiente otra universidad le puede ofrecer 1.1 millones y que se marche”.
Jefferson dice que él prefiere que su dinero se invierta en algo que dure más de una temporada, como las instalaciones. Parece lógico: puede que dones un millón de dólares, que se invierta en fichar a un jugador, y que ese jugador salga bien, en cuyo caso a lo mejor te dura uno o dos años si se va a la NBA. O puede ser que te salga mal y que no tenga un buen rendimiento, en cuyo caso… pues te ha salido mal. Es invertir un dinero en algo que es a muy corto plazo y no tiene apenas impacto a medio y largo plazo.
Otros jugadores preguntados sobre su posible involucración, como Damian Lillard y CJ McCollum, proceden de universidades pequeñas que no tienen una base bien establecida para gastar mucho dinero en NIL. Georges Niang y Tyrese Haliburton sí que contribuyen anualmente a los fondos NIL de sus universidades, en cantidades menores que las de Harden y Curry, aunque reconocen que es una inversión arriesgada. A pesar de las donaciones, el éxito deportivo no está garantizado, como lo demuestra el rendimiento mediocre de Arizona State esta temporada.
El NIL ha cambiado el panorama del reclutamiento universitario y la inversión de estrellas de la NBA en activo como Harden o Curry podría redefinir la relación entre los programas de la NCAA y la NBA, pero aún nos falta ver qué impacto real tiene, si se suman más jugadores, o si es una moda que pasa a corto plazo.
Buen artículo, Kike, como siempre. Pero no me queda muy claro como funciona el NIL. ¿No se supone que las universidades no pueden pagar ni un centavo a los jugadores universitarios? Creía que el dinero del NIL era simplemente dinero ingresado por patrocinios al margen de las universidades.