En la NBA no hay "nevera" para los árbitros que la pifian
¿Cómo se penaliza a los árbitros que tienen cagadas gordas? Desde luego, no con la famosa "nevera".
En España tenemos muy asimilada ya la expresión “mandar a la nevera” cuando un árbitro tiene una actuación tan mala que le dejan sin arbitrar durante un tiempo.
Mandar a un árbitro a la nevera viene a ser como mandar a un crío de seis años al rincón de pensar: el niño suelta el silbato con el que llevaba media hora martirizando a sus progenitores, avanza arrastrando los pies hacia la zona de castigo, se rasca quizá una sien; cara a cara contra la pared, desenfunda un rotulador oculto y se pregunta: «Y yo… ¿yo qué pinto aquí?».
Más tarde o más temprano, sabemos que la volverá a liar. Está en la naturaleza de los niños improvisar trastadas, agarrar una pieza de LEGO y concluir que es una ocurrencia brillante escondérsela en un agujero de la nariz para fruición de los padres.
Del mismo modo, el colegiado que completa una actuación tan desafortunada como para que el Comité Técnico de Árbitros tenga que mandarlo a la nevera, probablemente repetirá errores sonados, como si también él, en la aplicación del reglamento —al igual que el niño usando sus piezas de construcción—, fuese lego.
Así que se arma la marimorena y para ‘sancionar a un árbitro’ se dice aquello de mandarlo a la nevera: «Ayza Gámez, un mes a la nevera» o «Muñiz Fernández, seis jornadas en la ‘nevera’».
En la NBA los árbitros también se enfrentan a consecuencias negativas si tienen actuaciones muy malas, solo que no parece que les afecte tanto a corto plazo, como vamos a ver.
Resumiendo: en la NBA no hay neveras.
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