Las New York Liberty ya valen casi 500 millones de dólares
La valoración de las franquicias de la WNBA se dispara con el auge de la competición. Las Liberty son el equipo femenino con mayor valoración del mundo de los deportes.
Las New York Liberty han marcado un hito histórico al convertirse en la franquicia deportiva femenina más valiosa del mundo, con una valoración de 450 millones de dólares tras la venta de una participación minoritaria.
Según The Athletic:
Las New York Liberty ha recaudado capital de un grupo de inversores a una valoración récord para una franquicia deportiva femenina profesional de 450 millones de dólares, según informaron fuentes con conocimiento del acuerdo.
El tamaño total de las acciones vendidas en la ronda de financiación del equipo representa un porcentaje en el rango de alrededor del 13-17%, según una de las fuentes. No está claro cuántos inversores forman parte de esta ronda de financiación, y el acuerdo aún está sujeto a la aprobación de la liga.
Se cree que la valoración de las Liberty es un récord en el ámbito del deporte femenino profesional, y supone más del doble de la última ronda de financiación conocida públicamente por una franquicia de la WNBA. El verano pasado, las Dallas Wings vendieron dos participaciones en la franquicia a una valoración de 208 millones de dólares. A principios de este mes, el empresario Alexis Ohanian pagó 26.5 millones de dólares por una participación del 8 por ciento en Chelsea Women, lo que valora al equipo en 326 millones de dólares.
Este logro no solo coloca al equipo de la WNBA en la cima del deporte femenino, sino que también lo posiciona como un referente en la industria del entretenimiento deportivo.
Curiosamente, en 2014, seis franquicias de la NBA —los Detroit Pistons, Minnesota Timberwolves, Atlanta Hawks, New Orleans Pelicans, Charlotte Bobcats y Milwaukee Bucks— tenían una valoración igual o inferior a la que hoy ostentan las Liberty. Aunque no es realista esperar que las franquicias de la WNBA alcancen la misma trayectoria de valoración que las de la NBA, esta comparación resalta la relevancia de las cifras que están logrando las Liberty, consolidando al deporte femenino como una categoría de inversión de primer nivel. Ahora mismo hay muchos inversores interesados en comprar franquicias de la WNBA o parte de ellas.
Alguien llamado Kike García repasó con maestría la brillante carrera como empresario de Magic Johnson en el número especial de Gigantes sobre Magic del año pasado. La leyenda de los Lakers fue uno de los primeros en invertir en la WNBA, comprando las Los Angeles Sparks. Once años después, otros muchos atletas y ex atletas están siguiendo la misma tendencia, pero el mismo Magic explica que ahora hay una diferencia notable: ahora sí que es un buen negocio.
"Antes no lo era", dijo Johnson sobre la WNBA como una buena inversión en una entrevista el año pasado con The Associated Press. "Aquello fue porque amamos el juego. Amamos el baloncesto femenino, amamos el hecho de que tuvimos la oportunidad de comprar los Sparks cuando era la marca número uno. La marca que todos conocen, pero ahora es una gran inversión. Esto solo va a mejorar".
Dwyane Wade es propietario minoritario de las Chicago Sky, habiendo invertido en 2013. Tom Brady hizo lo mismo con las Las Vegas Aces. Alex Rodriguez ha pasado a ser copropietario mayoritario de las Minnesota Lynx. Las exjugadoras de la WNBA Sue Bird y Renee Montgomery también se han unido a los grupos de propietarios de las Seattle Storm y las Atlanta Dream, respectivamente.
El camino hacia esta valoración de las New York Liberty comenzó en 2019, cuando Joe Tsai, cofundador de Alibaba y propietario de los Brooklyn Nets, adquirió la franquicia junto con su mujer. En aquel entonces, el equipo pertenecía James Dolan y este lo tenía en el ostracismo porque no le daba resultados económicos. Jugaban en el modesto Westchester County Center, un lugar poco digno de una franquicia neoyorquina. Dolan prácticamente se lo regaló a Tsai. El precio de la compra no llegó a los 15 millones de dólares una vez computada la deuda que tenía la franquicia y que asumió Tsai.
Seis años después, la transformación es innegable: las Liberty ahora compiten en el Barclays Center, comparten infraestructura con los Nets y cuentan con una plantilla estelar liderada por jugadoras como Breanna Stewart, Sabrina Ionescu y Jonquel Jones. Su título de la WNBA en 2024 no solo consolidó su éxito deportivo, sino que también subrayó su impacto fuera de la cancha, donde están a la cabeza en la tarea de redefinir el negocio del deporte femenino.
Esta venta de una participación minoritaria es más que un titular: es una señal al mercado de que el deporte femenino es un activo sólido. La valoración de 450 millones de dólares supera ampliamente a otras franquicias femeninas, como Angel City FC (250 millones) y Chelsea FC Women (265 millones tras la mencionada inversión de Alexis Ohanian). Este éxito se basa en fundamentos robustos: desde que llegaron los Tsai, han visto un aumento del 890% en la demanda de los abonos de temporada, un incremento del 130% en las ventas de merchandising, todos sus partidos con entradas agotadas y un perfil mediático que rivaliza con los mejores equipos masculinos Van más estrellas del deporte y el espectáculo a ver en directo los partidos de las Liberty que a la mayoría de las franquicias de la NBA.
Detrás del ascenso mediático y cultural de las Liberty está Shana Stephenson, su directora de marca, quien ha forjado una identidad única para el equipo: “audaz, elegante y profundamente neoyorquina”, según sus propias palabras. Lejos de imitar a sus contrapartes masculinas, las Liberty ha conquistado espacios como la Semana de la Moda, ha captado a la Generación Z y ha creado campañas centradas en las jugadoras que han atraído a grandes marcas. Este enfoque, que prioriza la autenticidad y la influencia cultural, ha convertido al Liberty en un modelo a seguir para otras franquicias deportivas femeninas, aunque no todas pueden contar con el atractivo de estar en una ciudad como New York, claro.
El éxito de las Liberty no parece producto de una moda pasajera, sino de una estrategia ejecutada con precisión. Han construido capital cultural, se han alineado con movimientos como la equidad de género y el empoderamiento de las atletas, y han ofrecido retornos atractivos para sus socios comerciales. Además, están invirtiendo en infraestructura propia, como un nuevo centro de entrenamiento que abrirá en 2027. Este incluirá dos pistas, zonas de recuperación, suites de bienestar y un estudio de maquillaje y peluquería, financiado parcialmente por la reciente inyección de capital.
A diferencia de otras franquicias, como Chelsea FC Women, que hasta 2024 operaba bajo la sombra del club masculino, las Liberty han forjado un camino independiente. La franquicia pertenece a los Tsai y juega en el mismo pabellón, pero es una estructura diferente a la de los Brooklyn Nets. Esta autonomía les ha permitido construir una identidad clara y atractiva para los inversores. La comparación con las seis franquicias de la NBA de 2014, que entonces valían lo mismo o menos que las Liberty hoy, pone en perspectiva el potencial del deporte femenino, aunque su evolución dependerá de dinámicas propias del mercado y de la liga.
El deporte femenino ha dejado de ser solo una causa social para convertirse en un negocio serio. Durante años se ha promovido la idea de que invertir en este sector era apostar por un activo subvalorado, y hacerlo como apoyo a una causa social o para ganar buena imagen. Las Liberty son una de esas franquicias que empiezan a demostrar que hay algo más. Como afirmó Clara Wu Tsai recientemente, el objetivo es que las Liberty se conviertan en la primera franquicia deportiva femenina en alcanzar los mil millones de dólares de valoración para mediados de la próxima década.