Los Celtics de Hugo González: ¿estamos seguros de que no van a tankear?
Ya que has dado un salto atrás, a lo mejor hay que retroceder un par de pasitos más aún.
Lo que parecía que podía ser otra era dorada de los Boston Celtics, habiendo conseguido el anillo número 18 y apuntando a que podía caer alguno más, ha dado un giro inesperado. Con Jayson Tatum fuera por una ruptura del tendón de Aquiles que lo mantendrá fuera de las pistas toda la temporada, y una offseason marcada por sacrificios financieros drásticos, los Celtics entran en un año de incertidumbre.
Jaylen Brown y Derrick White liderarán una plantilla rejuvenecida y de bajo coste, pero surgen preguntas clave que vamos a intentar repasar en los próximos párrafos.
Y sí, siempre quise poner un titular así, a lo Marca.
Sobreviviendo al CBA
Brad Stevens ha tenido que hacer movimientos drásticos durante el verano de 2025. Ya sea por directiva del nuevo propietario, o porque en un año que va a suponer un paso atrás obligado es razonable reducir costes y restricciones, o por ambas.
Para evitar las garras del ya no tan nuevo convenio colectivo de la NBA, que impone penalizaciones severas por superar el umbral del impuesto de lujo y los aprons, los Celtics comenzaron con dos traspasos con los que lograron quitarse de encima 27 millones de dólares solo en salarios, más el consiguiente ahorro en impuesto de lujo. El más doloroso fue el de Jrue Holiday, enviado a los Portland Trail Blazers a cambio de Anfernee Simons, quien ya ha quedado claro que es mejor que no deshaga las maletas. Inicialmente los Blazers incluían también dos picks de segunda ronda, pero fueron eliminados porque los resultados de las revisiones médicas de Holiday salieron peor que la última radiografía de mi escoliosis.
Poco después, Kristaps Porzingis fue traspasado a los Atlanta Hawks por Georges Niang y un pick de segunda ronda, con Terrance Mann y el pick 22 del Draft 2025 (vía Atlanta) recalando en Brooklyn. Tampoco Niang duró demasiado: le mandaron a Utah para quitarse su salario.
Estos movimientos marcan el fin de una era, o al menos un hiatus: en los últimos cuatro años, Boston ganó 233 partidos con un 71% de victorias, alcanzó dos Finales y un título. Sin embargo, con Tatum lesionado y jugadores como Holiday y Porzingis envejeciendo y con problemas de salud, Stevens priorizó la sostenibilidad. Fichajes o renovaciones low-cost como Luka Garza (dos años, 5.5 millones), Josh Minott (dos años, 5 millones), Neemias Queta y Xavier Tillman completan una plantilla con seis jugadores en contratos rookies y otro par en contratos two-way. Luke Kornet se fue a San Antonio, y Al Horford aún está sin equipo, aunque parece que lo tiene apalabrado con los Golden State Warriors y solo están a la espera de que se resuelva la situación con Jonathan Kuminga.
El propio Stevens lo resumió en The Athletic: "Las penalizaciones del second apron son reales, y no entendí cómo de reales son hasta que me miraron a la cara en el último mes". Con la NBA proyectando un límite salarial creciendo menos de lo esperado, era el momento de apretarse el cinturón, sacar algunos activos y prepararse para un rearme rápido en cuanto regrese Tatum. Para 2028-29, con solo cuatro jugadores bajo contrato garantizado ahora mismo y 179.3 millones comprometidos (Tatum y Brown suman 132 millones, el 72.6% del cap), Boston estaría en posición de volver a hacer grandes desembolsos.
Los rumores siguen apuntando a que el plan podría pasar por quitarse aún más salarios de encima, con los nombres de Simons y Sam Hauser como posibles señalados. Y todo ello para cumplir el que puede ser el objetivo último de este verano que termina: salirse del impuesto de lujo.
¿Tienen planes para salirse del impuesto de lujo? ¿Por qué tendría sentido más allá de los ahorros?
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a NBA con Contexto para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.