Otro día más de pesadilla en Dallas
La temporada de los Dallas Mavericks sigue demostrando que siempre hay un punto más bajo al que puedes caer.
¿Habéis tenido alguna vez una pesadilla en la que tú ya eres plenamente consciente de que es una pesadilla, pero no eres capaz de despertar?
Esa es un poco la sensación que tenemos los seguidores de los Dallas Mavericks desde hace un mes.
No hay posibilidad de descanso. Desde el traspaso de Luka Doncic a Los Angeles Lakers, cada semana, prácticamente cada día, ha habido un nuevo motivo para reabrir la herida y echar sal en ella. La única oportunidad que parecía haber para empezar a recuperarse, esa primera mitad de Anthony Davis contra los Houston Rockets, terminó en la lesión del pívot y el consiguiente drama.
Desde aquel domingo por la mañana se han sucedido los palos. El más gordo, el del mismo traspaso. Pero después no ha habido lugar para la recuperación o la reconciliación con el equipo, a pesar de que este venía haciéndolo bien y luchando en condiciones adversas.
Después del traspaso llegaron las declaraciones de Nico Harrison. Tanto en las entrevistas y filtraciones como en esa esperpéntica rueda de prensa con bromitas y sonrisitas. A los pocos días, las filtraciones sobre los motivos por los que se realizó el movimiento. Después, el debut de Davis con la lesión, en la misma jornada en la que se hizo una protesta delante del estadio.
El mismo día siguiente del debut y lesión de Davis, la infame entrevista a Patrick Dumont en la que mencionaba a Shaq entre los grandes currantes de la historia de la NBA pero se olvidaba de Dirk Nowitzki. Al día posterior, las prohibiciones de entrar al American Airlines Center con camisetas de protesta o incluso con los escudos de los Dallas Mavericks tapados con cinta americana, y las expulsiones de aquellos fans que protestaban o que decían “Fire Nico” cuando eran enfocados en la Dance Cam.
Y más filtraciones. Y que si no les gustaba que bebiese cerveza y fumase en cachimba (ya verás cuando se entere Nico de que la mitad de la liga fuma maría). Y luego llegaron más lesiones. Y luego el vídeo en el que se eliminaba cutremente a los jugadores de los Mavs que habían sido traspasados, entre ellos, Luka. Y luego más lesiones, otra vez. Y la subida de los precios de los abonos “por el continuado incremento en el coste del producto de entretenimiento y de la plantilla”. Y más lesiones.
Todo ello aderezado con la sorpresa de Nico Harrison o de Rick Welts, quienes reconocen que probablemente se subestimó el impacto que iba a tener el traspaso en la afición y la reacción que iban a tener los fans, y con el debut y progresivo crecimiento de Luka con los Lakers, que ya son segundos del Oeste y apuntan a posible contenders inmediatamente. Con victoria contra los Mavericks incluida.
Y, al final, con la lesión de Kyrie Irving. El último clavo en el ataúd de la temporada de los Dallas Mavericks. Una lesión en una jugada fortuita, sí, pero que no sabemos hasta qué punto puede estar influida por la carga de minutos a la que estaba siendo sometido, siendo el jugador con mayor promedio de minutos de la NBA en las últimas seis semanas. Kyrie Irving. Con sus casi 33 años y su historial de lesiones.
Llegados a este punto, para qué luchar más. Que no vuelva ni Davis ni ninguno de los lesionados, y que intenten meterse en la lotería del Draft. Ya qué más da. La temporada estaba ya perdida hace un mes, pero esto lo que hace es hundirla. Irving tendrá que recuperarse con 33 años, una lesión que en muchos jugadores lleva incluso un año o más regresar.
¿Qué hay después del dolor, la pena, la incredulidad? Escribo estas líneas solo por desahogarme un poco, más allá de la brasa que doy por Twitter, porque ya no sé ni qué más decir. En las últimas semanas he charlado con muchos seguidores de los Mavs de la época de Dirk y anteriores que ahora están perdidos como yo, y que sienten que se les ha empujado hacia fuera. También he hablado con otros tantos de otros equipos que me han contado sus desencantos y cómo se recuperaron, o que simplemente han intentado animarme.
¿A qué nos podemos agarrar? Ni siquiera hay la posibilidad de ver el equipo tal y como Nico Harrison lo había planteado, por mucho que traspasar a Doncic fuera un sacrilegio. No queda ni el “a ver cómo lo hacen”. Si lo de Kyrie hubiera sido un esguince al menos habría motivos para tener interés en octubre, pero es una lesión que puede llevarle un año o más, y que a su edad es posible que le reste demasiado.
Por mucho que pierdan partidos ahora el puesto en la lotería del Draft no sería bueno. Van a ser meses de depresión que harán que muchos desconecten del todo. Y siempre en mente con la misma idea: una lesión grave con Kyrie Irving te fastidia una temporada si tienes a Luka Doncic como base, pero te fastidia un proyecto entero si esa base es Anthony Davis.
Parece mentira que algo que se supone que sigues por diversión pueda joderte así. Porque sí, me jode. ¿Dramático? Puede ser. Pero es lo que es y sería falso negarlo. Supongo que si no fuera así los momentos buenos tampoco serían tan buenos. No es que llegue a afectarme mucho en mi vida “real”, como hablaba ayer con algunos de vosotros, no voy llorando por la calle, mis hijos no me preguntan “papá, ¿qué te pasa?” mientras me abrazo a mi funko de Luka Doncic y me meto entre pecho y espalda un bote de Ben & Jerry's.
Pero esto debería ser una distracción que te haga olvidarte de lo demás, desconectar durante un rato. Y desde hace un mes más bien parece una pesadilla de la que no consigues despertar.
Igual que existe la Stepien Rule. Creo que en el futuro debería crearse la Nico Harrison rule y prohibir traspasar a una estrella ALL-NBA que haya llevado a su equipo a las finales en un margen de 3 años si tiene menos de 27 años.
Gracias Kike, a muchos, estás líneas y tus tweets nos sirven de terapia