Yang Hansen puede sellar la reconciliación de la NBA con China
Si es que el muchacho sale bueno de verdad.
La relación entre la NBA y China ha sido una de las más fructíferas y complejas en la historia del deporte global. Durante décadas, la liga estadounidense ha visto en el mercado chino una oportunidad inigualable para expandir su influencia, gracias a una base de fanáticos apasionados que supera los cientos de millones, y de ganar unos cuantos dólares por el camino, claro. Esta alianza se fortaleció notablemente en los primeros años del siglo XXI, impulsada por la llegada de jugadores como Yao Ming, quien no solo se convirtió en una estrella en la cancha, sino en un símbolo cultural que abrió puertas comerciales importantes.
Yao Ming, seleccionado por los Houston Rockets en el Draft de 2002, fue el punto de inflexión. Su presencia en la NBA generó un boom de popularidad en China, con transmisiones en vivo de partidos en CCTV y un aumento exponencial en la venta de merchandising. David Stern se frotaba las manos. Empresas chinas como Peak y China Mobile se asociaron con la liga, y los Rockets se convirtieron en un equipo adoptado por millones de fanáticos asiáticos. Hoy en día siguen siéndolo, siendo Harden quizás el que mejor lo haya aprovechado.
Sin embargo, esta idílica relación se fue apagando con la desaparición de los jugadores chinos, y se vio directamente amenazada en octubre de 2019 por un incidente que sacudió los cimientos de la colaboración. Daryl Morey, entonces general manager de los Houston Rockets, publicó un tuit en apoyo a las protestas en Hong Kong, con la frase "Fight for Freedom, Stand with Hong Kong". Este breve mensaje provocó una reacción inmediata y furiosa del gobierno chino, que lo interpretó como una interferencia en asuntos internos soberanos. En aquellos momentos los Lakers de LeBron James iban a jugar un partido amistoso allí, y LeBron aún no le ha perdonado a Morey las tensiones que se vivieron.
Debemos decir que Adam Silver aguantó las presiones y se mantuvo firme a la hora de defender su libertad de expresión, cuando hubo muchas llamadas que pedían la cabeza de Morey. La respuesta china fue drástica y multifacética. El gobierno suspendió las transmisiones de partidos de la NBA en CCTV y otras plataformas estatales, canceló eventos promocionales y rompió acuerdos comerciales con la liga. Patrocinadores chinos retiraron su apoyo a los Rockets, y figuras públicas como Yao Ming, ahora presidente de la Asociación China de Baloncesto, expresaron su decepción. Este boicot no solo afectó a los Rockets, sino a toda la NBA, destacando la sensibilidad política en las relaciones internacionales.
Las consecuencias económicas fueron muy duras para la liga. Se estimó que la NBA perdió cientos de millones de dólares, si no miles, en ingresos por derechos de transmisión, patrocinios y ventas de productos. Adam Silver, como decía antes, defendió la libertad de expresión de Morey, pero también enfatizó el compromiso de la liga “con el respeto cultural”. Vamos, que tampoco se iba a mojar a la hora de criticar a China. Este equilibrio delicado generó críticas internas en Estados Unidos, donde se acusó a la NBA de priorizar el dinero sobre los principios.
El periodo de tensión duró varios años, con una ausencia notable de la NBA en el mercado chino. Sin embargo, la liga no abandonó sus esfuerzos por reconstruir puentes. A través de iniciativas como clinics de baloncesto virtuales y colaboraciones con jugadores chinos en ligas menores, la NBA mantuvo un diálogo discreto, sabiendo que tarde o temprano todo se calmaría. El regreso gradual de las transmisiones en plataformas como Tencent a finales de 2020 marcó el inicio de una descongelación, aunque limitada y extendida en el tiempo.
En los últimos años, la colaboración se ha reactivado de manera progresiva. La NBA ha enfatizado el intercambio cultural y el desarrollo del baloncesto base en China, organizando camps y torneos juveniles. Jugadores como Stephen Curry y James Harden han realizado giras promocionales en Asia todos estos veranos, vendiendo zapatillas y participando en eventos que recuerdan la era de Yao. Estas acciones han ayudado a restaurar la confianza, aunque el fantasma del incidente de Morey persiste.
Un hito clave en esta reconciliación fue el anuncio de la NBA de regresar a China con partidos de pretemporada en Macao en octubre de 2025. Esta decisión, la primera vez que sucederá desde 2019, simboliza un paso significativo hacia la normalización. Adam Silver ha destacado que estos juegos no solo promueven el deporte, sino que fortalecen los lazos entre comunidades, reconociendo el valor del mercado chino en el panorama global de la liga. Ya sabéis, la jerga de siempre que en el fondo quiere decir que hay mucha pasta en juego.
Mientras la NBA navega por este delicado equilibrio entre intereses comerciales y sensibilidades políticas, la llegada de nuevos talentos asiáticos ofrece una oportunidad para sellar la reconciliación. Figuras como Jeremy Lin, cuya "Linsanity" en 2012 capturó la imaginación global, han sido efímeras, pero han demostrado el potencial de jugadores de origen asiático para conectar mercados. Pero Lin dejó de ser relevante en la NBA mucho antes de que se retirase ahora en 2025, el vacío de una figura importante para ese enorme mercado, ya no solo de China, sino de Asia al completo, se hace evidente, y es aquí donde entra Yang Hansen.
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