Las Finales del "Poder de la Amistad"
Oklahoma City Thunder e Indiana Pacers muestran nuevos caminos a seguir para los contenders de la NBA.
Ya falta menos para que comiencen las Finales de la NBA 2025.
A un lado, los Oklahoma City Thunder, un equipo defensivo de élite liderado por el MVP Shai Gilgeous-Alexander
Al otro, los Indiana Pacers, una máquina ofensiva impulsada por el motor de Tyrese Haliburton.
Este enfrentamiento entre dos franquicias jóvenes y hambrientas por su primer campeonato promete ser ser un gran espectáculo con dos equipos que hacen muy buen baloncesto… aunque, sobre el papel, pueda ser una serie algo desigual.
Pero aunque unos sean muy favoritos, y los estilos de juego de ambos equipos sean muy diferentes (¿dónde quedó aquello de que en la NBA todos juegan a lo mismo?), ambos equipos tienen ciertas similitudes. La primera de ellas, que ambos pertenecen a mercados pequeños, como analizaba hace unos días.
Preguntado por cómo se habían construído los dos Finalistas, hace unos días Myles Turner habló sobre cómo está cambiando la manera de construir los equipos competitivos.
"Creo que es un nuevo modelo para la liga," dijo Turner. "Creo que los años de los super equipos y la acumulación de estrellas pasaron, ya no es algo tan efectivo como antes. Desde que estoy en la liga, esta NBA ha pasado por diferentes modas. Todo cambia en poco tiempo. Pero la nueva tendencia ahora es más o menos lo que estamos haciendo nosotros, OKC hace lo mismo. Chicos jóvenes. Salir a correr, defender.”
"Y usar el poder de la amistad, como lo llaman algunos."
Está claro que el poder de la amistad, o el poder de la química del equipo, como seguramente sea dejando a un lado el tono de broma, es un factor muy importante en ambos casos. Los Indiana Pacers han construido su equipo a lo largo de tres años, añadiendo la última pieza, Pascal Siakam, hace 16 meses. Pero algunos como Myles Turner o T.J. McConnell llevan siglos allí. Y cuando el año pasado los Celtics les barrieron en las Finales de Conferencia no se volvieron locos, mantuvieron el bloque, y ahora ven la recompensa.
Los Thunder, por su parte, fueron pacientes en su reconstrucción, acumulando activos y piezas durante un par de años en los que seguramente podrían haber ganado algo más, y aguantando la presión externa porque “Shai se iba a cansar de perder”, algo a lo que ni confirmo ni desmiento que puede que me sumara en su momento. El caso es que el equipo ha crecido junto, lo mismo que el entrenador, y las llegadas de Caruso y Hartenstein el verano pasado, si bien son vitales, no hicieron más que añadir a lo que ya se estaba construyendo.
Incluso sus líderes tienen ciertos aspectos en común. Ambos fueron seleccionados en los últimos puestos de la lotería del draft, cayendo Shai al 11 en el draft de 2018 y Haliburton al 12 en el draft de 2020. Ambos dieron señales de potencial pero fueron sacrificados por las franquicias que les draftearon para hacer traspasos con aspiraciones mayores. Ambos fueron creciendo progresivamente hasta llegar al punto en el que están ahora, cuando, a priori, no eran demasiadas las probabilidades de que llegasen a ser lo que son ahora mismo.
Otro elemento llamativo es el bajo gasto de ambos equipos. Esto es algo que no va a durar mucho tiempo, con Indiana prácticamente obligada a entrar en impuesto de lujo si quiere renovar a Myles Turner, y con los Thunder bordeando pudiendo evitar esa barrera básicamente un año más, hasta que lleguen las extensiones de Jalen Williams y posteriormente de Chet Holmgren y sea casi inevitable que entren. Pero, ahora mismo, ninguno de los dos finalistas paga impuesto de lujo.
Es más, según Keith Smith de Spotrac, estas son las primeras Finales de la NBA en la que ninguno de los dos equipos paga impuesto de lujo mientras este ha estado en funcionamiento. Esa penalización se introdujo en la NBA en la temporada 2001-02, pero en esa campaña y en la 2004-05 se terminó suspendiendo porque la liga no había generado el mínimo de ingresos que estaban establecidos para que se tuviera que pagar impuesto de lujo.
En las otras 21 temporadas siempre ha habido al menos un equipo de entre los dos finalistas que ha llegado pagando el impuesto de lujo. Y aunque en realidad solo haya habido cinco Finales en las que los dos equipos estuvieran en el lujo, en esas 21 temporadas 16 de los campeones eran pagadores de impuesto de lujo, según la información de Spotrac.
De hecho, como destacaba Manel de Can’t Play Kanter hace unos días, ninguno de los 20 jugadores mejor pagados de la NBA estará presente en estas Finales. Hay que irse a los puestos 23 y 24 para encontrar a Tyrese Haliburton y Pascal Siakam, y al puesto 33 para llegar a Shai Gilgeous-Alexander.
Llámalo poder de la amistad, poder de la química del equipo o poder del saber construir una plantilla, pero los dos finalistas han marcado un nuevo camino hasta la meta última. Con dos front offices que, pese a la juventud de sus equipos, son veteranas ya. Kevin Pritchard empezó en 2002 como scout de R.C. Buford en los Spurs y llegó a Indiana en 2011. Sam Presti, ahí donde le véis tan juvenil, empezó en el año 2000 como coordinador de vídeo, dónde si no, de los San Antonio Spurs, y en 2007 los Seattle Supersonics le contrataron con 29 años para ser el segundo general manager más joven de la historia de la NBA.
Y ahora ambos están a un paso de culminar su trabajo con un anillo de campeón de la NBA.
Me flipa cómo cuentas que no todo es fichar estrellas, sino construir con paciencia, química y visión a largo plazo. Estas Finales son un premio al buen hacer… y al poder de la amistad, claro 💙🏀