Lo de Ricky Rubio en Lo de Évole
Ricky Rubio volvió a hablar sobre su carrera y sus problemas de salud mental a lo largo de la misma.
Voy a iniciar este artículo desde una confesión: últimamente yo no le pillo mucho el punto a Ricky Rubio. Es problema mío. Siempre me ha caído bien, supongo que como a la mayor parte de la gente, quizás por haberle visto crecer siendo casi un niño desde aquel debut con récord de precocidad en 2005 y el Campeonato de Europa Cadete de 2006 en el que muchos le conocimos.
En los últimos años, sin embargo, me ha pasado eso. Ha hecho cosas que no he comprendido. Por ejemplo, negar de manera tan pública el fichaje cantado por el Barça. O hace un año creo que se pasó un poco en algunos de sus desmentidos cuando se especulaba con que firmaría con el Joventut (algo que se sigue rumoreando este año, por cierto). Ya escribí sobre ello en su día, especialmente sobre cómo él mismo debería saber de primera mano que a veces fallan las fuentes.
Cuando hace un mes, casi de la nada, Ricky hizo un comunicado que sonaba a despedida pero no era despedida, tampoco lo entendí demasiado. Era una campaña para dar las gracias a todos los que han vivido con él su camino. Vale, de acuerdo. Esas cosas se suelen hacer cuando te retiras, pero no soy nadie para decirle lo que debe hacer, ni cuando, y entiendo que debe formar parte de su proceso.
También sentí una continuación de esa sensación cuando se anunció que iba a dar una entrevista con Jordi Évole para hablar sobre su carrera y su salud mental, vendiéndose como algo así como la última entrevista que iba a dar. No sé, al menos a mí me daba la sensación de que Ricky ya estaba bastante apartado, tranquilo y sin presiones mediáticas, y que ahora, de repente, con estas dos últimas acciones volvía a ponerse el foco sobre sí mismo, algo que había querido evitar. Supongo que solo él y su equipo sabrán la cantidad de peticiones de entrevistas que tendría, pero mi sensación era que ya estaba en un segundo plano, y que eso era algo bueno para él.
Pero entiendo que Ricky a lo mejor necesitaba desahogarse una vez más después de todos estos años, y quizás ahora se sentía más preparado para extenderse un poco más. Ya lo había hecho anteriormente, no creo que a los que le hemos seguido en su carrera nos pillase por sorpresa nada de lo que contó, pero aún parece que tenía más cosas que explicar para liberarse. Porque así me lo he tomado yo, como una manera suya de desahogarse.
La entrevista fue sencilla, no le darán un Pulitzer a Évole por esta. Cuando el entrevistado tiene ganas de hablar solo hay que guiarle un poco y dejarle que lo haga, y no creo que estemos hablando de una de las grandes entrevistas de Évole. Tampoco hacía falta para sacarle a Ricky lo que él ya iba dispuesto a contar, y lo que llamó la atención de tanta gente. Porque en las últimas horas se ha hablado mucho de la entrevista, y ha habido opiniones para todos los gustos. Muchas alabanzas. También alguna crítica y algo de cinismo.
Ahora mismo hablar de salud mental en el deporte no es algo novedoso, por desgracia. Quizás lo fuera en 2018, cuando DeMar DeRozan y Kevin Love contaron sus problemas de salud mental y lucha contra la depresión. En ese sentido, Ricky Rubio no es un héroe ni ningún pionero, pero tampoco es necesario que lo sea, ni creo que él quiera serlo. Por eso me parece que a algunos el discurso del domingo les sonó a charla TED. Porque a estas alturas ya lo conocemos, y es fácil darle incluso un poco de sorna.
“Sí, la vida ha sido muy dura para tí, como nos pasa a muchos, pero tú con unos cuantos millones más”.
“Ya, el dinero no da la felicidad, pero ayuda a que tengas más herramientas”.
Pues es verdad. No podemos obviar que Ricky Rubio ha ganado más de 100 millones de dólares en la NBA y que tiene una pensión vitalicia de la liga que ya vale por más dinero del que probablemente tú o yo veamos en nuestra vida. Y ese dinero te puede dar una ayuda de la que no dispone el que no lo tiene. Eso es un hecho.
Eso es un hecho que, para mí, no resta importancia a todo lo demás. Decía antes que el discurso sobre la salud mental en el deporte ya no es nada novedoso, pero lo decía como alguien metido en mayor o menor medida en el mundo del deporte, y en este caso en el del baloncesto y el de la NBA. Hay otro mundo más ahí fuera en el que todavía sigue llamando la atención. Esa gente, por ejemplo, que estuvo hablando sobre la entrevista en un par de mis grupos de Whatsapp en los que nunca se habla de baloncesto. Eso es trascender más allá del mundo en el que estás encasillado, y llevar hasta allí el discurso.
Y ahí es donde yo, que ya sabéis que soy un rato ácido, decidí que si él necesitaba hacer todo esto, pues bien por él. No es que deba contar con mi beneplácito, ni mucho menos, pero a veces simplemente olvidamos que no somos el centro de todo. Que tú y yo que estamos aquí en una publicación de nicho de NBA ya sabemos la historia, pero que fuera de este ámbito quizás esta entrevista ayude a alguien más que al propio Ricky. Y que está bien que él lo gestione, y se desahogue, y proyecte la imagen que él considere, aunque yo no siempre entienda sus intenciones o no las comparta.
A a lo mejor es el efecto de estar ya familiarizado con su situación y su discurso, o de conocer ya unos cuantos casos de enfermedades similares, pero a mí Ricky Rubio no me parece un héroe, no me sale esa idealización. Valoro lo que ha hecho en estos años, pero tampoco creo que se deba decir que es un valiente por salir a contarlo, o por haber seguido adelante pese a todo. Pensar eso conllevaría creer que quien no lo hace es un cobarde. Yo no lo veo así.
Sí, con más o menos dinero, o con más o menos ganas de estar en el foco, y gestionando mejor o peor sus fases, pero haciéndolo a su manera, a mí Ricky Rubio me ha demostrado que es alguien normal. Y creo que así es como quiere él que lo veamos. No es un héroe por haber ganado medallas, y tampoco por contarnos su historia. Es una buena persona a quien la vida le colocó en una situación privilegiada pero complicada, la tragedia del éxito que decía Gonzalo Vázquez, y que hace lo mismo que millones de buenas personas normales hacen cada día: seguir luchando y haciéndolo lo mejor que pueden. Y a lo mejor a alguna de esas personas le ayudó escuchar lo del domingo.
Muy desagradecido con la NBA teniendo en cuenta cómo empezó al ir allí, a cómo ha vuelto a casa. No todo es el dinero, pero vamos, además sus problemas más graves tienen poco ver con la NBA o el estilo de vida de allí.
Acabo de ver la entrevista. Perfecto que R. Rubio quiera contarnos cómo afronta su problema mental y que sirva de ayuda a otros jóvenes. Estoy sorprendido porque en la entrevista comentan que Ricky no pudo fumarse los porros que tocaban cuando tenía 15 años. Como si eso fuese lo normal. Él mismo dice que no se los fumaba no porque fuese malo para la salud sino porque le daba miedo dar positivo en el antidopping. Sanísimo ejemplo para los niños