A menos de un mes del deadline, la sombra del lockout sobrevuela la WNBA
¿Sobrevivirá Cathy Engelbert como mandamás de la liga? ¿Habrá cierre patronal?
Las perspectivas ya eran regulares hace un año. Después de la reunión entre la WNBA y la Asociación de Jugadoras de la WNBA durante el All Star del pasado mes de julio, quedó claro que las posturas estaban muy, muy lejos. Ahora, en plenas Finales entre las Phoenix Mercury y Las Vegas Aces, hay otro tema que está haciéndole competencia a lo puramente deportivo: la posibilidad de un lockout si ambas partes no se ponen de acuerdo antes de la fecha límite del 31 de octubre.
Gracias al histórico aumento en la audiencia y los ingresos durante 2024 y 2025, impulsado por el florecimiento de nuevas figuras mediáticas como Caitlin Clark, Angel Reese, Paige Bueckers, que también han ayudado a reforzar la proyección de estrellas como A’ja Wilson, Napheesa Collier o Alyssa Thomas, la WNBA está en una posición muy buena de cara al futuro. Esto incluye la incorporación de tres nuevas franquicias de expansión que comenzarán a jugar de aquí a 2030, elevando el total de equipos en la liga a 18.
Mientras los propietarios de los 15 equipos actuales de la WNBA disfrutan de las nuevas ganancias, las jugadoras buscan renegociar su porción del pastel solicitando salarios más altos, mejores beneficios, un sistema revisado de reparto de ingresos y un tope salarial más adaptable. Según un estudio del New York Times, las jugadoras ahora mismo se están llevando alrededor de un 7% de los ingresos relacionados con el baloncesto de la liga.
“Las jugadoras están trabajando diligentemente para lograr un CBA transformador que se base en el crecimiento, el impulso y las noticias positivas que rodean al deporte femenino y a la W”, declaró hace unas semanas Terri Carmichael Jackson, directora ejecutiva de la WNBPA, en un comunicado a Front Office Sports. “A medida que nos acercamos al deadline, la falta de urgencia de la liga deja a las jugadoras preguntándose si está enfocada en hacer que esto funcione o simplemente en dejar que el tiempo se agote”
Hace casi un año escribí aquí mismo sobre cómo el crecimiento en las expectativas de las jugadoras y la peculiar estructura de la liga podían llevar a una situación en la que se llegue a un lockout, además de intentar desentrañar a quién pertenece realmente la WNBA, uno de los motivos de que le llegue un porcentaje tan pequeño de los ingresos a las jugadoras.
¿Está la WNBA condenada al lockout?
La WNBA es una de las ligas profesionales que ha visto un mayor crecimiento porcentual en audiencias en el último año.
La comisionada en apuros
Cathy Engelbert dejó un cargo importante en Deloitte para asumir el puesto de comisionada de la WNBA en 2019. Desde entonces los resultados de la liga son impecables: los beneficios se han disparado, el valor de las franquicias ha crecido casi un 200% interanual, según Sports Business Journal, y han firmado un contrato televisivo de 2.200 millones de dólares por 11 temporadas, aunque tiene el asterisco de que haya sido dentro del negociado por la NBA con sus socios mediáticos. Habría que ver cuánto hubiera sido de haberse negociado por separado, puede que más, puede que menos.
Para muestra, Las Vegas Aces: Mark Davis compró la franquicia en 2021, en plena era post-covid, por 2 millones de dólares. Ahora mismo valen alrededor de 310 millones de dólares, según Forbes. Atendiendo a cifras como esa, hay que entender que las demandas de las jugadoras vayan a ser altas, porque aunque los ingresos no sean tan elevados, la valoración de la liga y de las franquicias se ha disparado.
A pesar de su éxito económico, Engelbert nunca ha gustado a las jugadoras, pues dicen que no tiene un buen carácter dialogante. Algunos dicen que tiene un estilo dictatorial. Y se le ha presentado un problema ahora que, en medio de estas tensiones, Caitlin Clark ha respaldado públicamente a Napheesa Collier tras las duras críticas de esta última a la comisionada.
Collier calificó la semana pasada a la liga como “sorda” y “despectiva”, afirmando que tiene “el peor liderazgo del mundo”. Clark, en las exit interviews de las Indiana Fever el pasado jueves, expresó su respeto por Collier y coincidió en que sus puntos eran válidos, enfatizando la necesidad de un gran liderazgo en este momento crucial para la historia de la liga.
Pero es que, además, Collier relató una conversación con Engelbert en la que la comisionada supuestamente minimizó los bajos salarios de estrellas como Clark, Reese y Bueckers, sugiriendo que Clark debería estar “agradecida” a la liga por sus ingresos fuera de la cancha, ya que es la WNBA la que impulsa su imagen. Clark, quien ganó solo 78.006 dólares esta temporada en un contrato de cuatro años por 338.000 dólares, no había comentado previamente, pero negó haber oído la anécdota antes o haber sido contactada por Engelbert. Como ya sabemos todos, Clark ya ganaba mucho más en la NCAA con sus patrocinios personales que lo que va a ganar en este contrato rookie con la WNBA.
Engelbert ha medio negado que ella dijera eso, pero lo cierto es que no sería la primera vez dice algo similar. Ya en abril de 2024 dijo abiertamente lo siguiente:
“Caitlin tiene la posibilidad de sumar hasta medio millón de dólares solo en salarios de la WNBA este año” decía Engelbert, refiriéndose al salario y la posibilidad de ganar extras a través de concursos del All Star o premios de la temporada. “También tiene millones y millones de dólares en patrocinios, porque ha dado el paso a profesionales, sus patrocinios son más altos en valor, porque ahora tiene una plataforma global, no solo en EEUU, así que va a estar bien”.
Sophie Cunningham, compañera de Clark en las Fever, fue aún más directa en sus críticas. En redes sociales y en declaraciones a la prensa, Cunningham llamó a Engelbert “la líder más delirante” de la liga y criticó que el liderazgo no entienda de baloncesto a pesar de que las cosas estén yendo bien en los negocios. Cunningham aseguró haber oído a jugadores de la NBA asombrados por la situación en la WNBA, y también dice que la liga les ha ofrecido “prácticamente nada” en las negociaciones. La jugadora de las Fever dice que las jugadoras están dispuestas a parar si es necesario.
Si no se alcanza un nuevo acuerdo antes del 31 de octubre, ambas partes necesitarían acordar una breve extensión del CBA actual para evitar un cierre patronal y permitir que las negociaciones continúen. Esa es mi apuesta, se aplazará el límite para no tener que usar la palabra lockout. Ya hay antecedentes. En 2019, la liga y el sindicato acordaron una extensión de 60 días anunciada en un comunicado conjunto tres días antes de la fecha límite, lo que eventualmente llevó a completar las negociaciones antes del inicio de la agencia libre en enero.
Sin embargo, las dificultades de este año son diferentes. Por un lado, las tensiones son muy altas y las jugadoras parecen dispuestas a ir a la guerra. Por otro lado, la liga aún no ha establecido las reglas para el draft de expansión de las Toronto Tempo y las Portland Fire, nuevos equipos de expansión que tienen previsto comenzar a jugar la próxima temporada, y esto requiere un nuevo CBA para su creación. Si no se llega a un nuevo acuerdo para el 31 de octubre o poco después, la WNBA sufriría su primer paro laboral en la historia, lo que podría asestar un golpe potencialmente peligroso a su futuro financiero y estabilidad en un momento de prosperidad.
Lo que también parece que está en peligro es el futuro de Cathy Engelbert en la liga. En los últimos días, tras todas estas críticas, han empezado a surgir rumores que indican que podría producirse un cambio de liderazgo en la WNBA después de las negociaciones, especialmente si estas no son satisfactorias para la liga. Y lo que peor pinta tiene para ella es que el Sports Business Journal ya ha informado de que su salida es casi un hecho, aunque la WNBA lo haya negado después, y que figuras de ESPN como Stephen A. Smith, Malika Andrews o Scott Van Pelt la han criticado duramente en las últimas semanas. Y ESPN ya sabemos que va de la mano de su socia NBA.
En ese sentido, no deberíamos pasar por aquí sin nombrar a Adam Silver, quien, a fin de cuentas, es el jefe de Engelbert y quien marca el camino a seguir por la comisionada. Puede que la forma de relacionarse o la falta de tacto de Engelbert le cueste el puesto, o simplemente que no caiga bien a las jugadoras y a algunos propietarios, pero si alguien tiene algún problema con la forma de actuar de la liga, debe saber que Silver es el responsable último.
Conflictos de intereses y boom económico y de interés
A la posibilidad de un lockout también suma que las jugadoras tienen otras maneras de ganar dinero incluso con la liga parada, ya sea con patrocinadores personales, en Europa (un lockout largo podría tener como consecuencia un desembarco importante de jugadoras), China o Australia, o en otras ligas como Unrivaled, liga de 3x3 que se estrenó a principios de este año con bastante éxito.
Que, por cierto, podría ser interesante también mencionar que existe cierto nivel de conflicto de intereses en jugadoras como la misma Napheesa Collier y Breanna Stewart, que son propietarias mayoritarias y creadoras de la liga Unrivaled, o las otras 29 jugadoras que se reparten un 15% de la propiedad de dicha competición, y a las cuales beneficiaría indirectamente que la WNBA fuese a un cierre patronal porque eso daría más importancia aún a Unrivaled. Según publicaba FOS en septiembre, la liga ya tiene una valoración que supera los 340 millones de dólares, y los ingresos de su primer año en funcionamiento casi doblaron lo que tenían previsto inicialmente. Alex Bazzell, presidente de Unrivaled, es el marido de Collier.
Con todos estos desafíos en las negociaciones y estas tensiones, cualquiera diría que la WNBA ha celebrado un nuevo récord de asistencia en la temporada regular de 2025, incluso con la campaña plagada de lesiones de Caitlin Clark. Desde que fue seleccionada por las Indiana Fever en 2024, Clark ha sido un catalizador para el baloncesto femenino, impulsando aumentos históricos en las ventas de entradas y la audiencia tanto para su equipo como para la liga. La temporada pasada vio un promedio de audiencia casi triplicado en comparación con el año anterior.
Las expectativas eran altas y se esperaba que se mantuviera el crecimiento en 2025, especialmente después de que la mitad de la liga reubicara sus partidos en casa contra Indiana en estadios más grandes para poder vender más entradas aprovechando el efecto Clark. Sin embargo, Caitlin solo disputó 13 partidos esta temporada… y eso no ha hecho que el crecimiento de la liga se frenase del todo.
Incluso sin Clark en la cancha durante la mayor parte de la temporada, las Fever siguen liderando la WNBA en asistencia, atrayendo a 700.000 fans en todos sus partidos en casa. En los de visitante, además, han vendido 100.000 entradas más que el equipo más cercano. Este auge en el apoyo de los fans ha ayudado a la WNBA a romper su récord anterior de asistencia en la temporada regular, que era de 2,36 millones de entradas vendidas, establecido en 2002, y lo hicieron cuando aún quedaban tres semanas para el final de la temporada regular.
En eso influye también mucho, claro, la ampliación de la temporada regular y la entrada de un nuevo equipo muy potente. La decisión de extender la temporada a 44 partidos por equipo, el número máximo permitido bajo el CBA actual, también ha contribuido. Pero no solo se debe a eso, ya que el promedio de asistencia para 2025 también ha sido de récord: 10.954 espectadores. El récord anterior, de 10.868 asistentes de media, era de 1998. No solo hay más partidos, también va más gente a los partidos.
Las Golden State Valkyries también han jugado un papel significativo en el impulso de estas estadísticas. La franquicia ha agotado las entradas para sus 22 partidos en casa en el Chase Center (comparten estadio con los Warriors) esta temporada, estableciendo un nuevo récord de la WNBA en asistencia total (397.408) y promedio (18.064) en casa. Todo ello siendo una franquicia novata.
En las próximas semanas no solo coronaremos a las nuevas campeonas de la WNBA, sino que empezaremos a ver, ya en serio, hacia dónde va el futuro de la liga… y quién estará al mando de la WNBA en ese futuro.