El conflicto de la "Priorización" entre la WNBA y el resto del mundo
Una de sus normas impide que las mejores jugadoras internacionales tengan vía libre para jugar en la WNBA si no quieren tener otro tipo de limitaciones.
Game 2 de las Finales de la WNBA de 2024. Las Minnesota Lynx habían ganado el primer partido de la serie robando el factor cancha, y las New York Liberty se enfrentaban a la posibilidad de tener que irse a Minnesota con un 0-2 que casi habría sentenciado la eliminatoria y el anillo.
Las Liberty estaban bien posicionadas, ganando de seis puntos a falta de un minuto y medio para el final, pero las Lynx no se daban por vencidas. Hasta que llegó la puntilla. Las Lynx perdieron el balón, que fue rodando y llegó hasta las manos de la alemana Leonie Fiebich. Tenían una situación de tres contra uno en el contraataque. y la decisión de Fiebich podía cambiar el rumbo de las Finales.
Leonie Fiebich fue seleccionada en el Draft de la WNBA de 2020 en segunda ronda por las Los Angeles Sparks. Pero en ese momento no había hueco en la plantilla de las angelinas para ella. Las plantillas en la liga femenina deben tener un mínimo de 11 jugadoras y un máximo de 12, lo cual, teniendo en cuenta de que estamos hablando también de una liga con un límite salarial duro, hace que en muchos casos sea complicado entrar para las jugadoras drafteadas. En muchas ocasiones se elige a jugadoras internacionales simplemente con la intención de que se queden en Europa y mantener sus derechos. Con el paso de los años esas jugadoras crecen, y si quieren dar el salto a la WNBA el bajo salario de la escala salarial de rookies hace que no merezca la pena el sacrificio que tienen que hacer por lo que hablaremos más adelante.
En el caso de Fiebich, las Sparks la seleccionaron, la dijeron que ese año no iban a poder contar con ella, y no volvieron a hablar. Al año siguiente, en 2021, traspasaron sus derechos a las Chicago Sky. Pero estas tampoco contactaron con ella, ni tuvieron en cuenta si tenía interés en dar el salto a la WNBA o no. Fiebich tenía interés, pero Chicago no tenía espacio para ella, así que no podía dar el salto. Se quedó sin ir, jugando en Francia, Australia y España (en Zaragoza y este año jugando en Valencia). Hasta que en 2023 las New York Liberty se hicieron con sus derechos, hicieron un hueco para ella al año siguiente, y la convencieron para dar el salto.
Allí se hizo importante durante la temporada, fue una de las mejores suplentes de la liga, entró en el quinteto inicial en los Playoffs, y cuando ese balón suelto en mitad de las Finales llegó a sus manos, metió un triple que selló la victoria de su equipo.
El caso de Fiebich no es único, se trata de una situación que afecta a muchas jugadoras internacionales, y que se agrava por la norma de “Priorización” que introdujo la WNBA en su convenio actual. En el Draft que se celebró hace unas semanas fueron elegidas ocho jugadoras internacionales, entre ellas la francesa Dominique Malonga, nº 2 del Draft, la lituana Juste Jocyte, número 5, o la eslovena Ajsa Sivka, número 10. Se trata de la mayor cantidad de jugadoras internacionales elegidas en primera ronda en la historia de la liga.
Desde ese preciso momento comienza un desafío para ellas pero también para sus franquicias, en este caso las Seattle Storm, Golden State Valkyries y las Chicago Sky, para intentar asegurarse de que permanezcan a largo plazo en Estados Unidos.
La WNBA ha implementado reglas cada vez más estrictas sobre las competiciones internacionales, con la intención de que las jugadoras prioricen la liga. Esto se debía a que, durante muchos años, la mayoría de las jugadoras importantes “doblaban”: puesto que sus ingresos en la WNBA no eran suficientes, durante el resto del año jugaban en Europa o en China, y en muchos casos llegaban a EEUU con la temporada ya comenzada. Sin embargo, ahora que la WNBA va siendo más fuerte y aparecen otras alternativas en Estados Unidos para jugar durante el resto del año, como Unrivaled, estas medidas han tenido un efecto contraproducente, alejando a algunas de las estrellas globales más destacadas en los últimos años.
Este año tenemos el ejemplo de Paige Bueckers, número 1 del Draft y elegida por las Dallas Wings, y que demuestra lo importante que es la aparición de las nuevas competiciones para que las mejores jugadoras no tengan que irse al extranjero.
El contrato rookie que ha firmado Bueckers con las Wings es por cuatro temporadas y poco más de 348.000 dólares, mientras que con Unrivaled ha firmado un contrato de tres temporadas en el que ganará más en su primer año que en todo el contrato completo con la WNBA (350.000 dólares). Esa cantidad no es casualidad, han querido hacerlo así para mandar un mensaje. Hace unos años, si Bueckers quería ganar más dinero se hubiera tenido que ir al extranjero a jugar. Pero ahora no es necesario, al menos para las jugadoras con perfil más alto (en su primera temporada participaron 36 jugadoras en Unrivaled). Además, Bueckers también posee parte del accionariado de la competición.
La regla de Priorización se introdujo en el convenio ratificado en 2020, entrando en vigor en 2023. Su propósito, según la comisionada Cathy Engelbert, era un "quid pro quo" para los aumentos salariales y beneficios como la licencia de maternidad, asegurando que las jugadoras llegaran a tiempo al training camp que empiezan las franquicias a finales de abril.
“La norma se puso porque en la negociación del último convenio colectivo las jugadoras pidieron una serie de mejoras importantes”, explica Luis Vallejo, de Gigantes del Basket, “y como compensación los propietarios obligan a incluir esta normativa de la priorización”.
Inicialmente, esta norma exigía que jugadoras con dos o más años de experiencia se unieran al equipo al inicio del training camp o se arriesgarían a multas del 1% de su salario base por cada día de retraso. En 2024 la norma se endureció: las veteranas de tres años o más deben estar presentes al inicio del training camp o el 1 de mayo, o serán suspendidas toda la temporada.
La regla ha tenido un impacto en jugadoras internacionales, especialmente aquellas con compromisos en ligas extranjeras y equipos nacionales. Emma Meesseman, campeona de la WNBA y MVP de las Finales de 2019, no ha jugado en la liga desde 2022, atribuyéndolo en gran parte a la regla. En una entrevista con CBS Sports durante los Juegos Olímpicos de París vino a confirmarlo.
“Soy una jugadora europea, nada va a cambiar eso. Si me haces elegir entre mi equipo nacional o darme solo unas semanas de preparación… eso nunca va a pasar”.
"El equipo nacional siempre es mi prioridad", dijo Jocyte, quien se hizo famosa al debutar con 13 años en el equipo senior de la selección de Lituania, a BasketNews hace dos semanas. "Si la WNBA me dijera que no puedo ir y tuviera que elegir, definitivamente elegiría el equipo nacional".
Se espera que Malonga y Jocyte jueguen en la WNBA este año, aunque la francesa no se presentó a los primeros días del training camp en Seattle, mientras que la que no estará es Sivka con las Chicago Sky, debido a su voluntad de jugar para Eslovenia en el Eurobasket de este verano.
“No estoy segura aún, pero jugar para el equipo nacional es mi prioridad ahora mismo, así que probablemente ya vaya a Chicago el año que viene”, dijo Sivka al poco tiempo de ser drafteada. Técnicamente, al ser rookie podría haberse incorporado al equipo después del Eurobasket sin que afecte la norma de la priorización, lo mismo que para Malonga y Jocyte, pero las Chicago Sky contaban con muy pocos puestos disponibles en su plantilla (solo dos).
Gabby Williams, de las Seattle Storm, también ha sido crítica. En 2023 solo pudo jugar en la WNBA después de sufrir una conmoción cerebral que terminó su contrato con su equipo francés, ASVEL, antes de tiempo.
“Un caso fue el de Gabby Williams, al sufrir la conmoción ASVEL la deja marchar, pero ya había avisado de que no jugaría en la WNBA si tenía que elegir”, recuerda Vallejo. “Desde el inicio ha habido bastantes voces críticas con ello, como Breanna Stewart, por ejemplo, que yo creo que ha sido una de las que más lo han repetido, también porque es de las que más ha pisado Europa y porque viene mucho a España por su relación con Marta Xargay”.
Otras jugadoras, como Satou Sabally y Marine Johannes, también se enfrentan al mismo problema, especialmente durante eventos como los Juegos Olímpicos, donde tienen la oportunidad de luchar por medallas con sus selecciones. Para rookies como las mencionadas arriba o Janelle Salaun, quien firmó con las Golden State Valkyries después de no ser seleccionada en 2023, la regla no afecta a su llegada en 2025, pero si se marchan en junio para jugar el Eurobasket tendrán que enfrentarse también a esos conflictos que las afectarán en mayor medida cuando tengan tres años de servicio en la liga.
Además, aunque las rookies no estén afectadas por la norma, las franquicias las presionan igualmente.
“Lo que pasa con las novatas, que en parte es lógico, es que las franquicias las dicen que si no están en los primeros días y firman el contrato, no aseguran que vayan a tener un sitio”, dice Vallejo. “Y cada día que pase sin que vengas, tendrás menos opciones de tener un hueco para la temporada. Para muchas jugadoras si no están desde el principio es complicado hacerse un hueco”.
Un factor clave en las decisiones de las jugadoras es la brecha salarial entre la WNBA y las ligas extranjeras. A pesar de que las condiciones han mejorado y se cree que pueden mejorar aún más en el próximo convenio, la WNBA sigue sin pagar a sus estrellas salarios tan altos como los que recibían antes en Rusia, Turquía o China, o aún hoy en día en Turquía, República Checa o Italia ofrecen contratos de seis cifras para las estrellas.
Con el CBA actual expirando después de las Finales de 2025 y las jugadoras optando por salirse del convenio, las negociaciones para un nuevo acuerdo ya están en curso. Según ESPN, las jugadoras se centrarán en buscar mayores salarios y beneficios a largo plazo, como pensiones, y es probable que busquen flexibilizar la regla de priorización… pero no parece una prioridad. Con el creciente interés en la liga y posibles acuerdos de patrocinio más lucrativos, aumentar los salarios podría reducir la necesidad de jugar en el extranjero, y quizás la norma deje de tener sentido para la liga.
Eso le vendría bien también a los equipos europeos, claro.
“En Europa sí que es más grave el tema, porque la Euroliga femenina, Euroliga femenina, por ejemplo, se ha estado vaciando paulatinamente de jugadoras WNBA o jugadoras top”, explica Vallejo. “Si tú ves la lista de las All Stars ya prácticamente ninguna viene a Europa, salvo alguna excepción muy puntual, ya sea por la normativa de priorización, por la creación de las nuevas ligas o por la reapertura de China”.
Y este año hemos tenido un caso interesante en Girona.
“El caso más claro ha sido el de Migna Touré en Girona”, según explica Luis Vallejo, “porque ella no tenía ninguna cláusula de salida a la WNBA ni nada. Le llega la opción de las Valkyries, y al final ha salido porque la ha dejado Girona, han aceptado rescindirla el contrato porque era su única oportunidad, y ha sido justo antes de los Playoffs. Y ese es un problema que está afectando bastante ahora en España y Francia porque sus ligas duran más y el training camp de la WNBA coincide con los Playoffs de aquí”.
Las jugadoras y sus agentes han expresado sus preocupaciones. Malonga y Salaun ya han dicho que quieren dar el salto a la WNBA, pero que también quieren jugar con su selección, mientras que Meesseman volvió a ser preguntada hace poco y enfatizó su identidad como jugadora europea. Breanna Stewart en 2022 también volvió a criticar la norma, diciendo que limita las oportunidades de jugar en el extranjero, mientras Williams abogó por temporadas más cortas en Francia o ajustes en la WNBA para permitir ingresos y competencia en ambas ligas. Si a la larga la liga estadounidense sigue creciendo, amplia sus plantillas, mejora sus salarios… puede que las ligas europeas tengan que cambiar sus calendarios para no entrar en competencia directa.
En cualquier caso, si no se busca un equilibrio habrá un perjuicio para las jugadoras internacionales, pero también puede que en el futuro lo haya para la propia WNBA, que pone impedimentos para tener a los mejores talentos de todo el mundo en su liga.
Por cierto, la temporada regular de la WNBA empieza el viernes de la semana que viene, el 16 de mayo, y el league pass de la temporada completa vale 32€, una inversión que mi yo del verano pasado agradeció mucho.